pequeñas partecitas de mi que escapan de la pecera de lo privado, para explotar en lo flotante de esta (des)comunicación virtual. (o algo así)
7 de febrero de 2013
Andando
Viajábamos empolvados en un carro del '50 hacia nomeacuerdodónde mientras hablábamos sobre nuestros veranos de niñez, cuando caímos en la cuenta de que todos habíamos aprendido a caminar afuera de nuestras ciudades natales.
“Será por eso que nos gusta tanto viajar“, dijo uno, y los demás nos miramos satisfechos en nuestra cómplice alegría. Yo pensé en Giraudoux y en su idea de que el sentimiento de libertad humano más acabado es el de seguir el curso de un río caminando lentamente. También me acordé de Atahualpa, que decía que el camino, el viaje, se compone de infinitas llegadas, y que es necesario realmente andar las rutas, andar los caminos, para que algo madure en ese recorrido: ''algo que ayude al fruto''. Otro de por allá, de donde vengo, supo cantar que al final del viaje hay que partir de nuevo, siempre en plena luz, y entonces elegí cantar un ratito con él, mientras las piedritas golpeaban las ventanillas y el sol se mezclaba con la tierra seca y levantada. Porque una cosa es viajar y otra es hacer del viaje una experiencia... y cuando se hace experiencia, tan pero tan intensa, es imposible no dejarse un poco, no dejar algo propio en ese lugar, no porque uno se quiebre o deshilache sino todo lo contrario: porque se multiplica infinitamente, hasta siempre... hasta la mismísima libertad.
Por eso, en honor a ese viejo Don: andar los caminos que tengan corazón, respirarlos, compartir, encontrarse con aquellos que patean el mismo compás.
Ah... agarrate, año de la serpiente, que es el mío y yo también repto, pero vengo con piel nueva (:
Desde:
#Diario,
Crónicas,
Pensamientos espontáneos
19 de diciembre de 2012
:)
"Voy a hacerte una confesión: estoy un poco asustada.
No sé adónde me llevará esta libertad mía.
No es arbitraria ni libertina. Pero anda suelta."
Clarice Lispector
13 de diciembre de 2012
Marita Verón, absolución y disturbios
Es paradójico que muchxs de los que dicen que los “hechos de violencia“ no sirven porque después “los medios no hablan de otra cosa“, basen su análisis en lo que vieron por esos mismos medios. Es paradójico que los medios hablen de violencia cuando un pueblo se levanta, rabioso, frente a la injusticia, pero nunca hablen de la violencia institucional, de las complicidades de la Justicia, los gobiernos provinciales y la policía frente a la trata de mujeres, frente a la explotación sexual.
Para ustedes, compas, que se escandalizan con los hechos violentos de ayer, déjenme decirles que la violencia viene desde arriba, y que la rabia de ayer no fue solo la de “los boludos de siempre“ (sic) que van desde la casita con las mochilas llenas de piedras. Fue la de todxs lxs que llegamos y nos encontramos en la más profunda indignación, en la sensación de soledad total, una vez más, como siempre en estos temas. Y fuimos todxs lxs que hervimos de bronca cuando se acercaba la maldita policía, esa que no podía sostenernos la mirada por la verguenza de saberse parte fundamental de la cadena de complicidades que sostienen el negocio de la trata. Yo también tuve ganas de tirar piedras, aunque la Casa de Tucumán no fuera un prostíbulo, no fuera la casa de los jueces, ni siqueira la de la policía o Alperovich. Pero yo también tenía ganas de tirar piedras, porque las movilizaciones populares también son simbología, son carne, son sangre caliente, y esto era, entre otras cosas, todo eso.
Décadas de represión, de opresión, de una policía parada siempre en las antípodas del pueblo, no se arreglan con un discurso pacifista de conciliación... menos cuando la opción es la de una Justicia que no sirve.
Las acciones violentas de los pueblos, desde abajo, son respuesta a las violencias ejercidas desde el poder, desde arriba. Así que, más o menos de acuerdo con unos u otros actores (y si realmente queremos hablar de violencia en las luchas populares tendríamos que dedicar bastante más para realmente profundizar y reflexionar a la altura necesaria) no comparemos, no lo banalicemos bajo la falsa dicotomía paz-violencia y no lo pongamos en el mismo nivel como si fuera “caer en lo mismo“.
Y, en última instancia, si de verdad lo que les molesta es que sea “poco inteligente“ porque “los medios bla bla“, entonces empecemos por no reproducir la misma agenda, empecemos por hablar de lo que queremos hablar. ¿Cómo queremos que los medios no vendan su basura triturada si nosotrxs mismos se la reproducimos?
Como dijo Bertolt Brecht: "Del río que todo lo mueve, dícese que es violento, pero nadie llama violentas a las márgenes que lo comprimen"
Para ustedes, compas, que se escandalizan con los hechos violentos de ayer, déjenme decirles que la violencia viene desde arriba, y que la rabia de ayer no fue solo la de “los boludos de siempre“ (sic) que van desde la casita con las mochilas llenas de piedras. Fue la de todxs lxs que llegamos y nos encontramos en la más profunda indignación, en la sensación de soledad total, una vez más, como siempre en estos temas. Y fuimos todxs lxs que hervimos de bronca cuando se acercaba la maldita policía, esa que no podía sostenernos la mirada por la verguenza de saberse parte fundamental de la cadena de complicidades que sostienen el negocio de la trata. Yo también tuve ganas de tirar piedras, aunque la Casa de Tucumán no fuera un prostíbulo, no fuera la casa de los jueces, ni siqueira la de la policía o Alperovich. Pero yo también tenía ganas de tirar piedras, porque las movilizaciones populares también son simbología, son carne, son sangre caliente, y esto era, entre otras cosas, todo eso.
Décadas de represión, de opresión, de una policía parada siempre en las antípodas del pueblo, no se arreglan con un discurso pacifista de conciliación... menos cuando la opción es la de una Justicia que no sirve.
Las acciones violentas de los pueblos, desde abajo, son respuesta a las violencias ejercidas desde el poder, desde arriba. Así que, más o menos de acuerdo con unos u otros actores (y si realmente queremos hablar de violencia en las luchas populares tendríamos que dedicar bastante más para realmente profundizar y reflexionar a la altura necesaria) no comparemos, no lo banalicemos bajo la falsa dicotomía paz-violencia y no lo pongamos en el mismo nivel como si fuera “caer en lo mismo“.
Y, en última instancia, si de verdad lo que les molesta es que sea “poco inteligente“ porque “los medios bla bla“, entonces empecemos por no reproducir la misma agenda, empecemos por hablar de lo que queremos hablar. ¿Cómo queremos que los medios no vendan su basura triturada si nosotrxs mismos se la reproducimos?
Como dijo Bertolt Brecht: "Del río que todo lo mueve, dícese que es violento, pero nadie llama violentas a las márgenes que lo comprimen"
Desde:
Crónicas,
Lenguaje y medios,
Manifiesta
29 de noviembre de 2012
en el subte: menos la luz del sol
Las tardecitas de Buenos Aires tienen ese qué sé yo, ¿viste?... salís de tu casa, por Correa. Lo de siempre, la calle y vos... Cuando de repente, subte, línea D, se aparece él. Mezcla rara de penúltimo rockero y de primer hippie en el viaje al norte: gorrito marrón en la cabeza, los cuadros de la camisa post grunge pintados en la piel, dos lonas clavadas en los pies.
“este tema es de uno de los mejores discos del rock nacional, se llama artó, se escribe artaud, busquenló si quieren“, dice.
Y así, medio bailando y medio volando, me regala una sonrisa, y me canta...
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