Son tres y viven tres. Tres platos, tres vasos, tres sillas y una cama. Son tres y viven tres, pero tres bien distintos. Son tres y viven tres distintos pero duermen en una misma cama. Son tres y duermen en una, pero sonríen el doble y lloran la mitad porque, en realidad, el espacio es chico y no alcanza para mucho más (¿dónde quedarían si no las dudas, los miedos, un escalofrío en la mañana?). Sonríen y lloran pero sobre todo juegan y entonces ahí el mundo es el que ellos quieran. Son tres y viven tres, pero tienen más de tres mundos y entonces en cada uno entran más de 6 sonrisas y más mitades de llantos y otro puñado de juegos y así suman mundos y vidas y entonces son tres, pero son muchos más y viven mucho más y sueñan mucho más. Porque son tres pero –algún día, o ninguno, o ahora mismo– serán todos los que quieran ser.
La piecita:
3 comentarios:
Hola Caro...
Creo haber leìdo anteriormente esta entrada, acompañada de un video, tal vez el año pasado?
Sensible, humana.
Te dejo un beso en este 25 de mayo lluvioso y frìo,
Graciela
bonito tu disparador!
Me genera un recuerdo lindo (aunque un poco bíblico por el tema de la multiplicación jaja) sobre este comportamiento que tienen algunas personas en la precariedad de poner a disposición todo lo que tienen, ofrecer todo a todxs, y eso da una sensación de abundancia que nos llena la panza, ja
salute muchacha!
No tiene nada que ver (o sí, pero no me atrevo a afirmarlo) pero me acordé de "El techo", la película de Vittorio De Sica. Bello texto
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